¿Se puede ser seria y sexy? o ¿pesada y linda?...se puede fingir también, una de las dos o las dos, se puede intentar y caer en el intento.
Se puede hacer sonar la más insinuante melodía, las luces perfectas que realcen lo maravilloso de nuestro cuerpo, de nuestro pelo y de nuestra mirada, y como si los dioses movieran tus caderas simplemente te mueves a la perfección, al ritmo de la naturaleza y de sus ritos más ancestrales; sintiendote sexy, pensándolo, viviéndolo. Se puede mezclar aromas, rememorar historias o seres, reales o imaginarios, moverlos y manejarlos como marionetas en un teatro donde el único con voluntad es tu mente y tu deseo. Cualquier elemento será sexy, será el adecuado, será el correcto, el más hot, el más chic, el que te eleve en este rito de la perfección.
Se puede, sí que se puede, si se concreta al menos en la mente, se transforma en satisfacción, en la química necesaria, en la magia que se entrega, rompiendo todos los pudores y los prejuicios de las personas en sociedad. Sin culpas, la naturaleza se muestra.