En el post anterior quise defender una campaña, que a mi parecer, es una ayuda para ir en contra de una de las enfermedades que aqueja a nuestra sociedad global en los últimos tiempos; la anorexia.Si bien, algunos han dicho, que sólo se trata de una estrategia de marketing de la marca "No.lita" para posicionarse de mejor manera en el mercado, "quizás recurriendo al boca a boca para ello" y que si de verdad su intención era ayudar a superar el tema, se debían proponer soluciones. ¿Por qué?. ¿Por qué si detectamos un problema y lo hacemos más vistoso o más obvio debemos proponer una solución a ello?, ¿es eso necesario? yo creo que no. Yo creo que es igualmente válido exponer el problema a dar la solución. Además es muy importante que la campaña llega particularmente a la gente alrededor de las enfermas no a ellas, ellas están enfermas y distorcionan la realidad, la imagen en la valla. Pero un pariente, un novio, un esposo, un hijo quizás abrirá los ojos a un problema que no quería o no había visto.
Sin embargo, este no es el tema del post actual.
En la edición del mes de septiembre de la revista "Conozca más" leí una pequeña crónica con respecto a un país con una costumbre muy particular; engordar a sus mujeres.
Así es, en Mauritania, país ubicado al noroeste de África, practicaban; ahora con menor frecuencia; el "engorde de las hijas adolescentes".
¿Por qué?-me pregunté.
Pues, la tradición dice que: "La gloria y la riqueza de un hombre se mide por la obesidad de su mujer e hijas"(1) para lo cual, algunos padres envían a sus hijas a verdaderos "centros de engorde" donde por algun tiempo las obligan a comer contra su voluntad e imponiendo muchas veces la fuerza para lograr el propósito.
Gracias a Dios, estas costumbres han disminuído considerablemente en los últimos años. Incluso, leí en otro artículo por ahí a algunos hombres de decían: ¡No queremos más mujeres gordas, queremos flaquitas ahora!.
¿Se dan cuenta cómo un problema de vanidad en algunos países, es un problema vital en otros?
En Mauritania, un país afectado por la pobreza y el hambre, el ser más obeso es un símbolo. Un símbolo de riqueza, acosta de la represión y el dolor de muchas mujeres.
A modo de conclusión, puedo presumir que ciertamente los extremos llegan a ser nefastos en muchos sitios de nuestro planeta, por lo tanto es deber de todos (aunque suene cliché) identificar y ayudar a solucionar estos problemas sociales.
(1) Mujeres en red; http://www.mujeresenred.net/article.php3?id_article=307
